lunes, 23 de febrero de 2009

La formación del periodista económico

U n i v e r s i d a d d e N a v a r r a
F a c u l t a d d e C o m u n i c a c i ó n

LA FORMACIÓN DEL PERIODISTA ECONÓMICO
Ángel Arrese
Alfonso Vara

Introducción


El debate sobre la adecuada formación de los profesionales que se dedican a la información económica es un debate antiguo, pero a la vez muy nuevo. Antiguo, porque desde hace más de un siglo, cuando algunos periodistas comenzaron a escribir regularmente de economía, el perfil de este tipo de comunicador ha estado en cuestión (Nicholson, 1894). No se puede olvidar que hasta la profesionalización de la carrera periodística –entre finales del XIX y principios del XX-, quienes escribían en los periódicos sobre asuntos económicos tenían formaciones muy variadas: economistas, abogados, escritores, políticos. Y también es un debate nuevo, y de actualidad, porque en las últimas décadas la información sobre temas económicos, empresariales y financieros cada vez ha adquirido mayor protagonismo, y un gran número de profesionales de la información, directa o indirectamente, han tenido que experimentar las exigencias de escribir sobre asuntos económicos, o enfocar buen número de temas desde perspectivas económicas (Saporito, 1999; Arrese, 2002).

De esta forma, hoy, como en el pasado, se sigue reflexionando sobre el tipo de formación más adecuada para el periodista económico. Un profesional que continúa siendo objeto de críticas, desde muy distintas ópticas: por su supuesta incapacidad para profundizar en asuntos complejos, por su desconocimiento de cuestiones básicas en torno al funcionamiento de la actividad económica, por la dificultad que encuentra para traducir la actualidad, con rigor, a un lenguaje comprensible; y por su indefensión ante la actuación de fuentes, especialistas y defensores de intereses particulares. Estas críticas han arreciado recientemente, con motivo del descubrimiento de escándalos corporativos como los de Enron o WorldCom, sobre los que los medios sólo han sido capaces de decir algo a posteriori –después de mucho tiempo de acrítica alabanza de las estrategias de ésas y de muchas otras empresas- (Longman, 2002). En este sentido, es significativo que una directiva como Marjorie Scardino –responsable del grupo Pearson, que edita el Financial Times- comentara recientemente que uno de los motivos por los que medios no habían sido capaces de descubrir esos y otros escándalos era la escasa formación especializada de los periodistas (Byrne, 2002). Viniendo de donde viene –de la máxima responsable de uno de los diarios económicos más prestigiosos del mundo-, sin duda un comentario como ese es más que preocupante. Descargar artículo completo en PDF

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