martes, 6 de agosto de 2019

El ejemplo aeroespacial



Por Héctor Farina Ojeda

Mientras la economía mexicana se está frenando y todos los pronósticos apuntan a una actividad cada vez más disminuida, la industria aeroespacial tiene un crecimiento constante y acaba de firmar un acuerdo con la Unión Europea para atraer más inversiones. En 2018 las exportaciones de la industria aeroespacial se incrementaron 12.4 por ciento, lo que equivale a 8,600 millones de dólares en ingresos. En pleno auge, la Agencia de la Unión Europea de Seguridad Aérea (EASA) y la Dirección Nacional de la Aeronáutica Civil (EASA) firmaron un acuerdo de trabajo que tiene como uno de sus objetivos que se invierta más en este sector en México. 

No es la primera vez que lo aeroespacial se destaca por su rápido avance en medio de una economía que no crece lo suficiente. Las ventajas de producción, el menor costo y las facilidades para la exportación han favorecido la inversión extranjera y el resultado se nota en el aumento de la producción y la demanda internacional. El año pasado se capacitó a cerca de 10 mil trabajadores, lo que es un claro indicador de que se necesita mano de obra especializada y en actualización permanente para seguir el ritmo de la industria. 

Una de las preguntas que surgen ante este contraste es cómo logra un sector tener un auge y estar en franco crecimiento en un contexto en el que la economía se mueve poco y muchos sectores tradicionales enfrentan la falta de inversión, los recortes y la pérdida de empleos. Una primera respuesta la vemos en la naturaleza del sector: es innovador, en un mercado relativamente joven que se encuentra en fase de expansión, y tiene un capital importante en la tecnología. Utilizar el conocimiento y los avances tecnológicos para producir mejor, bajar costos y sorprender al mercado con nuevos productos es parte de la economía del conocimiento, a la que no todos los sectores han llegado. 

Otro aspecto que marca el contraste es el de la confianza: se invierte, se exporta, se contrata, se crece y se firman acuerdos para apuntalar el desarrollo aeroespacial. El dinamismo propio hace que se pierda el miedo a invertir pese al contexto económico no favorable. El mensaje de fondo es que cuando se apuesta por la innovación y el conocimiento aplicados a un sector es posible convencer a los inversionistas de que están ante una buena oportunidad. Y esto no lo están logrando otros sectores tradicionales de la industria. El mismo sector de la construcción, en donde siempre hay dinamismo, ahora enfrenta una notable disminución de su actividad. 

Pero más allá de un crecimiento que destaca en un entorno complicado y de que su alcance todavía es limitado en cuanto a empleos y distribución de riqueza, el sector aeroespacial nos adelanta grandes desafíos: desarrollar tecnología e impulsar el conocimiento aplicado, capacitar a los trabajadores, así como planificar una educación que impulse a las nuevas generaciones hacia formaciones especializadas, creativas e innovadoras. Si no nos adelantamos en educación, ciencia y tecnología, estos auges serán limitados y temporales. 


Publicado en la edición impresa de El Sol de Puebla