jueves, 6 de mayo de 2010

En busca del periodista económico

Por Adrián Mariscal

Desde los albores del periodismo económico hasta la fecha, han transcurrido dos siglos en los que todo ha cambiado excepto la concepción en torno al perfil y misión del periodista económico: ese ente siniestro cuyo papel está circunscrito a una rutina de estadísticas y números que en teoría debería descodificar para lograr el entendimiento en su público, pero que no siempre sucede en términos reales; un periodista que intenta entender como economista o viceversa, sujeto a emitir explicaciones de cuestiones técnicas con un lenguaje cotidiano para brindar utilidad a su información de por sí necesaria; y en el final de los casos, ese profesional ininteligible por tradición cuyo título remite a la mezcla de dos conceptos difíciles de coordinar pero con intrínseca relación entre sí: el Periodismo y la Economía.

Y es que, ¿quién dijo que ser periodista económico fuera tarea sencilla?- hasta el momento, difícilmente alguien osaría a simplificar el punto en cuestión, no obstante, existe una problemática inherente a quienes desempeñan esa área, derivada de la escasez de formación especializada del periodista en general, o de la carencia de manejo periodístico de los economistas que lo practican, tachándose a los primeros de ineficaces al momento de profundizar en los temas o dominar aspectos básicos concernientes a la economía, y a los segundos, de incapacidad para traducir la actualidad a un lenguaje comprensible al receptor promedio e indefensión de éste ante actores de la noticia. Siendo así, es menester reiterar la eterna rivalidad entre periodistas y economistas por legitimar su profesión en aras del periodismo económico, debido a que el debate se centra a confrontar el dominio de los temas financieros versus la capacidad para poder transmitirlos, pero pocos han planteado la necesidad de desarrollar ambas cualidades para dar solución a la disputa.

Ante el reto inminente, es sabido que aún no existe un perfil que defina los estatutos de quién puede hacer periodismo económico, así como tampoco una profesionalización académica, salvo el caso de que en los últimos años aparecen en escena las primeras cátedras universitarias, y cursos de corta y larga duración, lo cual sólo es consecuencia de que la realidad cada vez más compleja lanza a la carrera especializada un dardo para que acelere su evolución y se mantenga al ritmo de las situaciones que proporcionan a la economía un papel prioritario en la toma de decisiones de todo ente social.

Entonces queda claro que el buen periodista económico es aquél que cumple con los estatutos del periodismo sin dejar de lado el dominio de los conceptos de economía, por lo que una formación extra según venga el caso no vendría a mal, si tomamos en consideración que el modelo ideal que exige el periodismo económico con el fin de superar las limitaciones actuales, sería un periodista con máster en economía o un economista con formación en periodismo. ¿Cuál de los dos puede obtener el mejor rendimiento?- el tiempo tendrá la última palabra.

Finalmente, lejos de alimentar la rivalidad cada vez más trivial, puesto que lo que está en juego es el acercamiento del periodismo económico al receptor, sostengo que conjugar los enfoques periodísticos y económicos, teóricos y profesionales, así como una sinergia entre instituciones académicas, económicas y de comunicación, será la clave para satisfacer las necesidades informativas de ese público que interactúa con la economía en su día a día sin apenas percatarse de ello, como anclar en la solución de una audiencia en busca del periodista económico

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