Los clientes prefieren comprar en los grandes comercios, en tanto las tienditas apenas sobreviven
Por Gloria Rivas
Doña Ramona Flores García, originaria de Ocotlán, Jalisco, tiene 30 años con su tienda, la cual se encuentra en un cuarto de su casa que adaptó como local para ahí vender sus productos. Pero desde hace aproximadamente 1 año que abrió un supermercado Okis, a una cuadra de su negocio, y por eso las ventas han disminuido bastante. Por este motivo, ya no le es costeable seguir con su tiendita, pues lo poco que vende es para pagar los gastos que genera la misma tienda, y no le queda nada de ganancia.
A pesar de que abre su tienda desde las 7:30 de la mañana hasta las 9:00 de la noche, las pocas ventas que se generan en todo el día no son como las que estaba acostumbrada a tener. Antes podía contar con una empleada que le ayudaba a despachar, ahora ya no la tiene. La tuvo que despedir, pues ese dinero le sirve para completar los 1.600 pesos que paga de luz cada bimestre.
Aunque los productos y algunos de los precios que maneja son los mismos que en el Okis, cree que la gente se deja llevar por el lugar, lo ven más bonito y eso hace que prefieran ir a comprar allá.
Doña Ramona sabe que algunos productos sí los tienen más baratos en ese tipo de tiendas. Ella explica que como ellos compran en grandes cantidades, los productos les salen más económicos y ellos sí pueden darlos a un menor costo, lo que se le complica a ella porque no es lo mismo comprar 50 cajas de huevo a comprar media caja. Además cree que sus “promociones” del 3x2 y de los puntos no son más que un engaño para la gente: los hacen comprar más productos que de los que en realidad necesitan y haciendo cuentas les sale más caro, pero las personas eso no lo ven.
Afirma que si ha mantenido la tienda hasta el día de hoy es por los dulces, frituras, refrescos y galletas que los niños le compran cuando van a la escuela: esos son los productos que le han ayudado a seguir con la tienda, porque de abarrotes ya no se vende nada. Todo esto ha llevado a que tome la decisión de que el próximo año posiblemente cierre la tienda, pues está segura de que no puede competir con un negocio de ese tipo.
Los impuestos cada vez son más altos, y lo poco que le queda lo utiliza para comer. Piensa que le conviene cerrar su tienda y quedarse con una mesita de dulces, pues así no paga tanto y le funciona más.
Finalmente, la comerciante dice que la gente debería de estar más consciente de que esos negocios (los supermercados) perjudican a los dueños de las tienditas comunes y corrientes, que son su manera de obtener ingresos para sacar a delante a su familia y que les es imposible hacer competencia con empresas de ese tamaño. Que si bien cuando la gente decide ir a comprar a los Okis o tiendas de ese estilo lo que hace es incrementar el bolsillo de los que ya poseen bastante dinero y perjudicar a los que menos tienen.
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