Por Héctor Farina Ojeda
La generación de empleos suficientes y de calidad es uno de los aspectos más apremiantes para la economía mexicana. Las cifras oficiales dan cuenta de que en 2014 se crearon 714 mil empleos formales, en tanto para este año la expectativa es de poco más de 700 mil nuevos puestos de trabajo (estos datos siempre hay que tomarlos con cautela, porque muchos empleos son temporales y mal pagados). Pero más allá de que sabemos que esto no es suficiente, debemos pensar qué tipo de empleos nuevos habrá, en qué sectores y cuál es la formación que se requiere para cubrir las necesidades.
En este sentido, la proyección que hace la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) para Jalisco establece como meta la creación de 71 mil empleos formales en 2015, los cuales apuntarían fundamentalmente a la industria electrónica, la industria alimenticia y el sector de servicios. Esto nos habla de que la demanda de recursos humanos implicará perfiles especializados para estos sectores, pues esto es fundamental para apuntalar el crecimiento y la productividad.
Y aunque la demanda de recursos humanos en un año es coyuntural, hay tendencias que habría que analizar minuciosamente. Hace unos días el secretario de Educación, Francisco Ayón, prometió a los industriales que se reforzarían los vínculos entre la educación técnica y el sector privado, así como se buscará mejorar la enseñanza del idioma inglés con miras al mercado laboral. En otras palabras, hay una fuerte necesidad de recursos humanos capacitados, con conocimientos especializados y con dominio del idioma inglés. Hay necesidad de ingenieros no solo para el campo de la electrónica sino para otros campos emergentes, pero la ingeniería no es precisamente la carrera que más despierte el interés de los jóvenes.
El desempate entre las necesidades del mercado laboral y la formación profesional universitaria no es una novedad. Tanto en México como en toda América Latina tenemos una elevada cantidad de estudiantes que optan por las carreras tradicionales, aunque el mercado laboral se encuentre saturado, como en el caso de los abogados. Y esto genera que en la medida en que los sectores industriales o de servicio comiencen a crecer, se encuentren con tremendos problemas para contratar personal especializado, lo que a su vez puede causar un freno o una limitación para generar más empleos.
Además de este problema ya bastante importante, hay que considerar que la naturaleza del mercado laboral es inestable y cambiante, por lo que requiere de conocimientos y habilidades que muchas veces hay que adquirir sobre la marcha. El trabajo nos exige hoy, más que nunca antes, conocimientos especializados y una gran capacidad de aprendizaje para ajustarnos a una economía globalizada y competitiva.
Nos hace falta una mayor planificación y un acercamiento estrecho entre el mercado laboral y la formación profesional, no solo para atender demandas coyunturales, sino para hacerle frente a las grandes y cambiantes urgencias de empleo, competitividad y crecimiento.
Publicado en el diario Milenio Jalisco, en el espacio “Economía Empática”. Ver aquí
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